La inversión total de la obra se estima en más de US$ 100 millones.
Para el Frente Amplio es una apuesta al futuro del país, pero para la oposición es un despilfarro. Para blancos y colorados es campaña electoral con plata de Juan Pueblo, pero para el gobierno es un plan estratégico con inversiones necesarias. Para el oficialismo es una decisión clave que reportará ganancias al país, pero para los dirigentes opositores fue desacertada y tuvo sobrecostos. Las posiciones son bien enfrentadas y sus lecturas responden a de qué lado del mostrador se está.
Sin embargo el debate es más que repetido y tiene a las empresas públicas del Uruguay en la mira. Los gobiernos del Frente Amplio han impulsado una serie de construcciones cuyo costo ha sido cuestionado por los partidos de la oposición política. El debate cobró fuerza en las últimas semanas con la inauguración del Antel Arena en el predio del viejo Cilindro.
Carolina Cosse anunció en abril del 2013 que Antel —empresa que presidía— se encargaría de la construcción de un «espacio multifuncional». Y en conferencia de prensa declaró que la inversión seria de US$ 40 millones. En ese momento no tenía la autorización del presidente de la República, José Mujica, según declaró el mandatario al Semanario Búsqueda en esa fecha.
Cinco años y medio después Cosse cortó la cinta del Antel Arena, pero aquellos US$ 40 millones más que se duplicaron, según estiman en la oposición. Pero aún no hay una cifra oficial. El presidente de la República, Tabaré Vázquez, declaró a los medios: «Estamos sacando las cuentas».
Según comentaron a El País dos fuentes técnicas del Poder Ejecutivo, la cifra total final superará los US$ 100 millones. Eso abarca la infraestructura y el equipamiento del lugar.
Pero no es el único caso donde la estimación inicial de una inversión realizada por empresas públicas es superada ampliamente en el presupuesto final de la obra.
En el gobierno pasado, presidido por José Mujica, la planta de cal en Treinta y Tres de Ancap se estimó inicialmente en una inversión de US$ 45 millones. El costo final superó los US$ 120 millones.
Fuente: PABLO S. FERNÁNDEZ, El País | Foto: Fernando Ponzetto