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La impostergable reforma del Sistema Previsional

El diagnóstico es repetitivo, pero no por ello debemos mirar para el costado. Tenemos una población envejecida, con una expectativa de vida similar a la europea y en ascenso, con una población juvenil altamente impactada por el desempleo (27% para los menores de 25 años).

Esa estructura demográfica marca muchas cosas, entre ellas, una fuerte presión sobre el sistema previsional.

Desde hace décadas ese sistema es deficitario, así como los subsistemas que lo integran. A fin de paliar la situación, a mediados de los años ’90 del siglo pasado, se creó por ley el Sistema Previsional Mixto, el régimen de Afaps.

Con el mismo se logró evitar el colapso del Banco de Previsión Social (BPS).

Luego, la dinámica vital inexorable (mayor esperanza de vida) y la ley del año 2008, que flexibilizó el régimen de acceso a las coberturas pasivas, trajo esta situación que es sumamente deficitaria.

Bajo el sistema mixto actual, el (BPS) estima un déficit de 806 millones de dólares al cierre de 2019, (el déficit es mucho mayor, dado que siete puntos del IVA están afectados a financiar el BPS, tenemos un déficit financiado estructuralmente y otra parte que no) al tiempo que el gobierno debió crear la Unidad Previsional (UP) como paliativo a la situación deficitaria en la Cartera de referencia, que venía sufriendo el Banco de Seguros del Estado (BSE), única empresa aseguradora que en la actualidad está abocada al pago de las jubilaciones y pensiones por el sistema mixto.

También se tuvo que apelar, vía Banco Central del Uruguay (BCU), a través de la actualización de tasas de mortalidad, a un ajuste que mejorara las cuentas de la aseguradora estatal, aunque perjudicó la dotación de los nuevos pasivos.

En el marco de una situación económica recesiva, es cuestión de tiempo para que la “tormenta perfecta” que se está creando, termine de estallar. Y no queda mucho.

Si incrementamos la edad jubilatoria, en 30 años -o quizás menos- tendremos que volver a aplicar la misma receta, ya que la expectativa de vida a nivel mundial (producto de los avances en la ciencia y la medicina) se irá prolongando cada vez más. Recordemos también que Uruguay tiene una expectativa de vida muy similar a los países europeos (77,49 años). En este sentido, está presentado en esta legislatura un proyecto de Ley del senador Pedro Bordaberry que resuelve la cuestión de tener que estar cambiando la edad jubilatoria periódicamente, con el desgaste que implica).[3]

Es necesario actuar lo antes posible y no delegar el problema en el gobierno que venga.

El actual, ya ha dicho hace tiempo, que no lo va a resolver.

¿Vamos a esperar a ver quién gana la presidencia, cómo arma sus equipos, para que luego se comiencen a analizar los pasos a dar en la solución de este asunto en el que nos jugamos todos, nuestro futuro?

Gran acuerdo nacional

Es por ello que desde el año pasado venimos insistiendo en que debemos generar desde ahora un gran debate nacional sobre la reforma del sistema previsional.

¿Vamos a dejar librado a la demagogia o a las chicanas de ver quién propone las ideas más tribuneras para juntar un voto? Nosotros decimos que No.

Hay que poner a trabajar a los mejores especialistas de todos los partidos y empezar a tratar el tema ahora mismo. Sin especular con quién se pondrá la banda presidencial el 1° de marzo de 2020.

Sea quien sea, tiene que haber una propuesta consensuada de todo el sistema político, sobre algo en lo que nos va la vida a todos.

Por supuesto que las autoridades electas tendrán la legitimidad para presentar las propuestas que entiendan pertinentes. Pero estamos seguros que, sea quien sea al que le toque gobernar, va a querer tener un borrador consensuado tras un gran debate entre todos los partidos políticos, para proponer al nuevo Parlamento.

Las propuestas

En este sentido a menudo se escuchan diferentes alternativas. Es que estamos ante un tema de trascendencia mundial, que aún en los lugares en los que ha sido exitoso, tiene fallas a corregir.

Para ser coherentes con lo que venimos de anunciar, no vamos a subirnos al carro electoral de tirar ideas demagógicas para la tribuna.

Sí queremos mencionar, a modo de titular, para seguir desarrollando en ese gran acuerdo nacional al que apuntamos, algunas propuestas.

Una tiene que ver con el fomento del ahorro voluntario como vienen proponiendo las Afaps. La falta de incentivos en la actualidad radica en que el sueldo que se decida verter a la administradora por voluntad propia ya fue gravado con IRPF y cuando el jubilado perciba su renta vitalicia (“jubilación” que paga el BSE) va a pagar IASS. En otros países no sólo no está gravado, sino que está exento. Como sostiene la actual presidenta de la Asociación Nacional de Afap (Ec. María Dolores Benavente): el ahorro voluntario es muy importante porque “Uruguay tiene mucha informalidad, la gente dice trabajé 40 años y tengo una jubilación baja, pero le preguntas ¿y aportaste?, y te dice que no, que estuvo varios años en negro. En eso todavía tenemos que hacer un clic. Por otro lado, también es importante el tema de las economías colaborativas, donde casi todos aportan un mínimo y podrían tener en el ahorro voluntario una manera de llenar esos vacíos, porque tenés una unipersonal y aportás el mínimo, cuando te jubiles lo harás por el mínimo”.

Otra de las propuestas que apuntamos para el debate es Flexibilizar el cobro de la renta vitalicia por afap: en la actualidad dicha renta se paga en cuotas mensuales al beneficiario. Se debería explorar la forma en que el rentista pueda optar por cobrar todo su capital al contado si así lo desea, en definitiva, es el dinero ahorrado por la persona durante años, es su capital y él tiene el derecho de libre disponer del mismo como desee.

Diversificar la cartera de inversiones de las afaps: en la actualidad, la normativa que rige la creación de las Afaps, son muy estrictas en la posibilidad de inversión de los activos que les otorga a las mismas. Tienen una serie importante de limitaciones, que priorizan la inversión a nivel nacional. Este “corset” a nivel de inversiones impiden que las AFAPs puedan invertir en los grandes centros de capital, donde las ganancias pueden ser exponencialmente mayores. El mercado local, en cambio, está muy limitado y altamente expuesto a los movimientos recesivos (muy comunes en la región). Es necesario analizar con seriedad, responsabilidad y conocimiento técnico, la posibilidad de flexibilizar la cartera de inversiones de las AFAPs, a fin de aumentar sus ganancias y sus tasas de retorno, mejorando en definitiva, la rentas de sus beneficiarios.

Tercer pilar

Complementando los dos sistemas existentes (BPS y Afaps), esta propuesta apunta a que un porcentaje del aporte que realiza el trabajador se destine a la contratación de un seguro de vida y ahorro previsionales, individuales.

Al ingresar al mercado laboral cada trabajador contrataría con la aseguradora de su preferencia, un seguro de vida y ahorro, designando beneficiario en caso fallecimiento.

De ésta manera, al llegar el día de su jubilación, además de las aportaciones volcadas a las Afaps o al BPS, contará con dicho capital, mejorando su calidad de vida y fomentando el bienestar social.

El trabajador tendrá total libertad para cambiar de empresa prestataria del servicio e incrementar el monto de aportación a voluntad.

Esta renta del tercer pilar que percibirá el trabajador, no estará gravada por el 12% sobre las ganancias.

https://www.facebook.com/FitzgeraldCP78/videos/2285113535063025/